miércoles, 28 de enero de 2009

La Batalla de Kulikovo (la Batalla que salvo a Europa de los Mongoles)

Batalla de Kulikovo

Archivo:Yvon kremlin.jpg
Batalla de Kulikovo. Lienzo en el Gran Palacio del Kremlin, pintado por Adolphe Yvon.

La Batalla de Kulikovo (en ruso Куликовская битва) tuvo lugar entre los tártaros y los mongoles de la Horda de Oro contra los rusos. Sucedió el 8 de setiembre de 1380 en la llanura de Kulikovo, próxima al río Don (perteneciente ahora al oblast de Tula) y terminó con la victoria rusa. En el lugar de la batalla se erigió una iglesia memorial, construida según el diseño de Aleksy Shchúsev. En la batalla, unos 50.000 rusos al mando del gran príncipe de Moscu, Demetrio, vencieron a 50.000 a 100.000 tartaros y mongoles al mando del Mamai, tras su derrota los tartaros, bajo el mando del siguiente kan Toqtá, saquearon Moscú y mataron a 40.000 rusos.

La mayoría de los grandes imperios mundiales ha nacido a partir de sangrientas luchas para liberarse de tiránicos opresores, el caso más brutal y quizá un poco desconocido es el del imperio ruso. Hacia el año 1225 el mítico jefe mongol Gengis Khan invadió los distintos reinos rusos que tenían como capital a Kiev y los doblegó por completo, la desunión de esos años iba a costarles casi un siglo de esclavitud sirviendo al peor de los dictadores: un Khan mongol. Los territorios rusos conquistados pasaron a llamarse estado de "La Horda de Oro", y fueron gobernados por mongoles, dicho sea con mano tan dura que impidió cualquier aparición de un líder que unifique a los oprimidos y los conduzca a una guerra de independencia. En ese tiempo un reino al norte aislado geográficamente llamado Novgorod había creado un gobierno semi-exitoso que se dio el gran gusto de formar un ejército y bajo el mando de Alexander Nevski derrotar a una cruzada noruega-sueca en su contra. El triunfo fue muy celebrado entre el pueblo ruso, en aquellos tiempos aburrido de que los mongoles se lleven a sus jóvenes mas sanos para pelar en un ejército donde servían de carne de cañón y además las jóvenes más bellas pasen directamente a engrosar el harén del déspota de turno. Empieza entonces un movimiento político e intelectual para preparar un sentimiento nacionalista que le de a la nación un líder capaz de suceder a Nevski, la piedra angular de este plan fue potenciar la ciudad de Moscú para convertirla en un nuevo centro urbano (capital) que permita servirle de albergue a miles de campesinos y burgueses cansados de los continuas rapiñas de los saqueadores de las estepas de los que no los libraba la exigua "protección" que les brindaba el Khan. Este resurgimiento moscovita sucedió en las narices de los khanes, que faltos de una visión más futurista dejaron crecer este cáncer en el corazón de su imperio, para cuando se pondrían en acción ya sería demasiado tarde.

Retrato de Dmitri Donskoi

Luego del éxito de Nevski pasaría un largo tiempo sin que nadie pudiera recoger su legado, hasta que un descendiente lejano llamando Dimitri Ivanovich asumió el principado moscovita y sintió que era el momento decisivo para librarse de los khanes. A principios del año 1380 empezó una serie de visitas a los principados vecinos: Susmalia, Rostov, Bielozersk y Pskov entre otros para convencer a los gobernantes de entregarle tropas para vencer a La Horda de Oro en batalla abierta, pese a que muchos le recomendaban iniciar una táctica de guerrillas, finalmente la vehemencia y promesas de Dimitri convencieron a todos y el príncipe comenzaba a convertir su sueño en realidad. De inmediato se rehusó a pagarle tributos a sus opresores y desafió al Khan reinante Mamai con afrentas diplomáticas, el perezoso Khan no estaba muy dispuesto a pelear pero si su corte guerrera que inició una "recolección" de recursos y guerreros por todos los confines del imperio. Por esas épocas existía una alianza comercial entre los mongoles y algunas ciudades italianas como Génova o Venecia, embajadores del Khan llegaron a Génova pidiendo refuerzos para una gran incursión contra los rusos prometiéndoles oro y tierras, una fuerza de infantería de 5.000 soldados se dirigió a las estepas para apoyar la expedición de castigo. Dentro del imperio de La Horda de Oro se realizaba una gran leva que permitiera reunir el más grande ejército visto jamás en las estepas, y el objetivo fue cumplido con creces 200.000 soldados mongoles estaban listos para partir contra los insolentes rusos. En esta campaña el cuerpo principal mongol lo componían 50.000 jinetes y 40.000 jinetes arqueros, además de una fuerza de infantería de 40.000 soldados bien armados, los restantes eran cuerpos de choque (esclavos) que no cumplirían alguna función más que la de desgastar al enemigo. Los reinos rusos iniciaban aceleradamente mientras los preparativos para reunir su ejército, se decidió prescindir de cuerpos mercenarios por su dudosa lealtad y se preparaban en la herrerías las armaduras que soportarían las cargas de arqueros montados que tantos estragos le habían causado durante la campaña de Gengis Khan

En la preparación de las fuerzas rusas tomaba activa participación San Sergio quien al más puro estilo de las cruzadas otorgaba el perdón eclesiástico a quien quisiera unirse al gran ejército de liberación. Unos días antes de la batalla ya se podía decir que se existían 150.000 efectivos para luchar contra la invasión inminente. Dimitri estaba muy preocupado de formar un cuerpo compacto de caballería que conjugara el armamento pesado con la rapidez necesaria en los combates. Así en medio de esta carrera armamentista se ponen en marcha ambos ejércitos en el otoño de 1380 momento en que deben combatir antes de que el invierno no permita el avance de grandes masas por las estepas.

MOMENTOS PREVIOS A LA BATALLA.

Los rusos tenían para aquellos tiempos unas divisiones semejantes a los regimientos actuales, que pelearían ya con cierta identificación por su patria y generales a su mando. Estaban divididos en tres facciones: en la vanguardia marchaban los soldados de la guarnición de Moscú, seguidos por las divisiones aportadas por los príncipes aliados y un cuerpo de elite de caballería. Se temía un poco a la superioridad numérica y a la ferocidad de los arqueros mongoles, ya que los rusos no llevaban grandes divisiones de los mismos y apenas contaban unos 2.000 dentro su ejército en total. Los generales rusos sospechaban de la batalla de desgaste que solían dar los mongoles con cargas de esclavos y arqueros a caballos para debilitar las formaciones y realizar una carga completa que desbarataba cualquier orden por firme que estuviera este en una batalla. Ante el plan mongol decidieron oponer una batalla defensiva que les permitiera lanzar el asalto decisivo cuando las condiciones este a su favor, entonces San Sergio dirigiéndose al imponente príncipe Dimitri portando el estandarte de una nación que estaba a punto de nacer le bendecía diciendo que entregaba la suerte de los rusos a la voluntad de Dios par que los favorezca en esta batalla.

Los mongoles se dirigían hacia Moscú para sitiar la ciudad, objetivo que desviaron para enfrentar esta fuerza que tenían delante a la otra orilla del río Don, extrañamente aún sentía Mamai que no tenía suficientes soldados y quería dirigirse hacia el río Oka a conseguir el aporte de unos príncipes rusos traidores que llegaban con 10.000 soldados a unírsele desde el norte. No existen antecedentes muy claros al respecto pero finalmente según se estimó logró reunir 230.000 soldados el día de la batalla, y dirigiéndose a los generales les comunicó el plan que los rusos ya habían previsto: lucha de desgaste para luego lanzar el grueso de sus tropas contra el centro enemigo, nuevamente vemos la gran capacidad de sobrestimar a su rival que le llevaba años en cuanto a la preparación para esta batalla.

LA BATALLA.

El día de la batalla ambos ejércitos se colocaron frente a frente en una extensa llanura al lado del río Don llamado Kulikovo (campo de las becadas) que sería testigo de un gran baño de sangre. En el lado ruso se había dispuesto una gran estructura defensiva: en el medio el contingente moscovita y en los flancos los soldados proporcionados por los príncipes rusos. En el flanco derecho una fuerza de 20.000 jinetes oculta en un bosque componía la reserva que solo actuaría ante una orden directa de Dimitri. Por el lado mongol se dispuso la misma estructura rusa, con genoveses en el centro y en los flancos la caballería ligera, arqueros y caballería de choque, amén de una gran reserva de 20.000 infantes tras la línea central. A las 11:00 a.m. empieza la batalla con una carga frontal de 16.000 esclavos contra el centro de los rusos, tras de esta carga venían 4.000 jinetes arqueros con órdenes de descargar una tormenta de flechas sobre el objetivo (el centro) y dar media vuelta hacia sus líneas. El ataque se saldó con seria bajas para ambos ejércitos, cayendo muchos estandartes rusos que rápidamente los soldados levantaban y defendían como sin ello se les fuera la vida. Mamai decidió lanzar una nueva carga de 5.000 hombres esta vez ayudado por la maciza infantería genovesa que formaban un total de 10.000, además una nueva oleada de arqueros empezó a avanzar. La siguiente carga dejó a Dimitri un poco inquieto no por el daño causado sino por el evidente cansancio por las continuas cargas enemigas, estas daban una feroz lucha contra los genoveses que se adentraban en lo más profundo de la filas rusas de la izquierda. Sus generales comenzaban a presionarlo para que envíe a la reserva, pero Dimitri jugándose el destino de la nación en su criterio se negó. A las 2:00 p.m. vino una gran carga de caballería que hizo retroceder al flanco izquierdo ruso y lo desintegró completamente, en ese complicado momento los muertos rusos ya se contaban por miles y la maniobra envolvente de los jinetes tártaros (mongoles) tenía al centro ruso en un sofocón.

La iglesia de la memoria a los heroes de la Batalla en el campo Kulikovo
La Iglesia en Memoria de los Heroes de la Batalla de Kulikovo

Mamai embriagado por su éxito no creyó necesario controlar a sus tropas y estas desordenadamente se arrojaron sobre lo que quedaba de la izquierda rusa para desbaratarla completamente. Dimitri comprendiendo que era la única oportunidad que tendría lanzó una carga completa de 20.000 jinetes sobre la desordenada incursión tártara y en unos 30 minutos había liquidado a 30.000 soldados de infantería y cargaba sobre lo que quedaba de infantería: la salida de la reserva era la señal para que cada ruso se lance al ataque sobre las posiciones tártaras, Mamai estaba completamente furibundo por esta tropa de caballería que el no había sido capaz de divisar porque estaba muy oculta en el bosque. La batalla entonces se generalizó y se pelearía aún por ¡2 horas más!, increíbles pérdidas de hombres hicieron finalmente retroceder al Khan Mamai dejando a sus hombres a su suerte escapó al amparo de su guardia personal. Dimitri quería capturar a Mamai y ajusticiarlo para sentar un precedente a su sucesor y asimismo evitar que reorganice un nuevo ejército en su contra, no corrió con tanta suerte y debió conformarse con infringirle a su enemigo casi 130.000 bajas, que sumadas a las propias hicieron que más de 200.000 hombres vieran por última vez la luz del sol ese 8 de septiembre de 1380.

El penoso levantamiento de cuerpos de los rusos duró 7 días, que actualmente se celebran con fiestas para honrar a aquellos valientes que nunca regresaron de una victoria que refleja casi como ninguna otra la dura vida en esos territorios donde la sangre derramada sería un hecho común incluso hasta el pasado siglo XX.

CONSECUENCIAS.

De inmediato los rusos se declararon fuera de la autoridad de los khanes y cesaron los pagos de tributos hacia La Horda de Oro, siendo castigada además la autoridad mongola con un invasor que se convertiría en señor de toda Asia mientras duraron sus años de conquista: Tamerlán, el cojo. El reino ruso luego de esta batalla pasó por varios gobiernos excesivamente autoritarios (Iván El Terrible) que reflejaron la influencia dictatorial de los khanes asiáticos y solo después de la caída de Constantinopla que con su largo éxodo de intelectuales y personajes criados bajo el esplendor de la cultura greco-romana traspasaron su legado artístico a un país que los acogió completamente, dicha sea también a la aceptación de la fe ortodoxa que el gobierno ruso se encargo de perpetuar con arquitectura y teología relacionado declarando más tarde un monarca que Moscú era "La Tercera Roma", después de Constantinopla.

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Dmitri Donskoi al vencer a Mamai, detalle del Monumento del Milenio (1862).

A pesar de que se extirpó la influencia de los khanes y sus brutales políticas de dictadura, este estilo de gobierno no pudo nunca ser eliminado completamente y gobernantes de épocas actuales como Stalin harían sentir al pueblo lo mas crudo de la represión convirtiéndose en un moderno Mongol de los cuales muchos rusos como él descienden.

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